El establecimiento de alianzas entre gobierno, sector privado, sociedad civil y demás actores clave, es fundamental para impulsar la Economía Circular en México. Un ejemplo que actualmente se está desarrollando en temas energéticos son las Redes de Aprendizaje (RdA). Este esquema promueve la transferencia de información y experiencias sobre un tema específico, lo cual permite a sus participantes el logro de una meta común. Las RdA pueden resultar una herramienta que facilite la transición hacia la Economía Circular. Una de las principales ventajas que ofrece es el acceso para una mayor cantidad de público a la información útil, relevante y actual sobre este modelo.

Además, estos espacios ayudarían a impulsar el diálogo entre diversas organizaciones, de manera que se intercambien las mejores practicas, se den a conocer a todos los participantes las ventajas de adoptar este modelo y, como consecuencia, se genere una motivación conjunta y un compromiso por integrar estrategias circulares en sus operaciones. De esta forma, serán cada vez más los actores involucrados que contribuyan a transitar hacia una Economía Circular en México.

Es importante recordar que al integrar un modelo circular, las empresas generan valor y aportan a la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Sin embargo, es necesario que conozcan cuáles son las metas de estas agendas para alinear sus esfuerzos, generar un mayor impacto y, en conjunto, alcanzar los objetivos.

En este sentido, es fundamental establecer KPIs que permitan medir el impacto que su estrategia de Economía Circular tiene con respecto a la Agenda 2030 y los 5 ejes de adaptación al cambio climático acordados en la actualización de la NDC realizada en 2020, éstos son:

• Prevención y atención de impactos negativos en la población humana y en el territorio.
• Sistemas productivos resilientes y seguridad alimentaria.
• Conservación, restauración y aprovechamiento sostenible de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos.
• Gestión integrada de los recursos hídricos con enfoque de cambio climático.
• Protección de infraestructura estratégica y patrimonio cultural tangible.